viernes, 3 de junio de 2011

Desde cuando Bailamos - 2da parte


En el antiguo Egipto ya se pueden comprobar tres tipos de baile. Baile por “los muertos”, baile para “las fiestas” y baile para “las comidas”.
Vemos entonces que desde los tiempos más primitivos el Ser humano ha utilizado el baile como forma de expresión y comunicación.
Su gran auge se produciría durante la civilización helénica porque los teatros griegos permitían la puesta en escena de coreografías variadas.
Con los circos del imperio romano el baile toma su carácter representativo y se desarrollan coreografías nunca vista hasta entonces.
Ya en el siglo IV se prohibió el baile religioso, y las sucesivas regulaciones en la edad media fueron desalojando a los bailarines de las iglesias y llevándolos a bailar a los patios. Ese fue el comienzo de los bailes populares.
La única reliquia de lo que era un baile religioso y que todavía se mantiene hasta nuestros días con algunas variantes y adecuaciones, es la procesión, que moviliza a toda la congregación de una iglesia.
Cuando se produce la caída del imperio romano, la sociedad se divide en tres grandes grupos:
El clero, La aristocracia laica y Los campesinos.
El baile seguirá entonces dos líneas independientes de desarrollo.
Por un lado estará el estilo “aristocrático”, basado en bailes de hileras y de estrictas disposiciones de bailarines y parejas.
Por otro lado se creara un estilo “popular”, donde las parejas bailaran de forma mas o menos anárquica.
La historia del baile de la edad media, es sobre todo la historia de los bailes europeos que aun hoy sobreviven en distintas formas como bailes populares.
Baile popular es aquel bailado por comunidades sociales o regionales con acompañamiento instrumental o vocal. Es casi innumerable la cantidad que existe de estos bailes populares; ya que cada país, mas aun cada región, tiene sus propios formas y estilos de baile.
Los sacerdotes, teólogos y filósofos de la edad media, repetidas veces se han pronunciado tanto oralmente como en forma escrita en contra de los "endiablados y pecaminosos bailes".
Pero la alegría de bailar no pudo ser paralizada ni en el pueblo ni en la burguesía. La alegría de bailar del burgués y del campesino en el medioevo encontró su contraparte en los bailes de la nobleza y de las cortes reales.
De ahí se desarrollo en el siglo XV el así llamado baile social (de salón) que en el siglo XIX con los bailes en pareja alcanzo su máximo esplendor y con el correr del tiempo llevo también los bailes de moda a otras latitudes no europeas.


Horacio Fehling


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Notas relacionadas:
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El Mundo Baila (1era parte)


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