lunes, 13 de junio de 2011

El Mundo Baila (última parte)


Bailar es básicamente comunicarse, compartir un momento, muchas veces mágico, disfrutarlo; tomar contacto con tu pareja de baile (que no necesariamente debe ser tu pareja en la vida), llevar y d dejarse llevar por un ritmo, deslizándonos por el espacio, comunicarse sin hablar, porque no hace falta, ser cómplices disfrutando del "ahora".
Los seres humanos necesitan del contacto físico con otras personas, compartir aficiones, desconectarse de la vida cotidiana, aunque sólo sea por unos minutos, celebrar y festejar bailando.
Esto es así, es natural y lógico, porque la música induce al movimiento y esta necesidad, esta actitud es tan antigua como la humanidad misma. No nos debemos asombrar que se encuentren antecedentes del baile y sus artes desde el comienzo, de lo que llamamos, la civilización.
Cuando hace 5000 años los Faraones Egipcios hicieron construir sus Pirámides a orillas del río Nilo, ya existían bailes que se regían por estrictas normas y consecución de pasos. Estas ceremonias rituales tenían, en el fondo, un profundo sentido religioso cuyos argumentos servían para la descripción del lugar donde se realizaban las ceremonias de sacrificios, la simbolización de los altares o la procesión de las figuras representativas de sus dioses y demás fetiches venerados.
Podemos afirmar entonces que los primeros maestros de baile, a los que con justa razón se les puede otorgar el honor de este titulo, eran los sacerdotes del viejo Egipto; quienes vigilaban que se cumplieran las disposiciones vigentes en cuanto a pasos y figuras de baile y se encargaban por sobretodo que ese conocimiento fuera transmitido a las generaciones subsiguientes.
De acuerdo a esas disposiciones, en aquella época - y todavía mucho tiempo mas tarde - les estaba permitido bailar a los hombres solo con hombres y a las mujeres solo con mujeres.
También el baile comunal en el que podían participar todos los integrantes de una tribu o un pueblo, estaba muy atado al culto y ceremonias religiosas. Lo cual se manifestó en las distintas y variadas formas de danzas de guerra, danzas de la fertilidad, danzas de la lluvia, etc.
Así se mantuvo durante algunos miles de años. Incluso cuando los griegos en la antigüedad incorporaron el baile a su teatro, los roles principales en sus comedias, tragedias y sátiras les correspondía a las figuras representativas de sus dioses.
Hoy en día, a pesar del avance tecnológico, científico, comunicacional, etc. etc., aun podemos observar a una gran cantidad de tribus - que el mundo moderno denomina primitivas - repartidas en los cinco continentes que mantienen y practican esas danzas con profundo sentido religioso para ellos; y que para muchos de nosotros - que nos autodenominamos civilizados - no son mas que bailes basados en la superstición.


Horacio Fehling


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